En el nuevo sillón me cuelgan los pies

Y ahora es cuando te idealizo y vuelvo a joderme la vida (otra vez).
Si Freud analizara mis sueños no diría nada que no supiera. Los sueños nos dejan en cueros cuando intentamos hacernos los despistados.
No sé a quien quiero engañar. A mi no. Ni al que tiene dos ojos. El tiempo sólo pondrá cientos de cosas encima... lo cual también cumple su función.
Odio el cruce de caminos.

Y yo que pensaba que sería bueno resignarse...
Y yo que pensé que incluirse discretamente entre la multitud no sería algo tan malo...
Y yo que pensé que no sabía lo que quería...
De todos modos, la vida esta hecha de meigas y necesidades. Si vinieran olas perfectas cada dos por tres, las olas perfectas no serían tales, sólo serían olas.
Por tanto, aunque lleve una losa gigante encima de los hombros, creo que viene bien quitarme un poco las legañas de los ojos. Más tarde, en un tiempo, tal vez vuelva a darme el capricho de que mi corazón lata de nuevo con fuerza, corriendo sin talento tras uno de esos amores verdaderos o creyendo en esas meigas de las que nos vamos desengañando cada cierto tiempo.
En fin...