En el nuevo sillón me cuelgan los pies

No tienes razón.
Coño ya.

Me gustaría encontrarme contigo.
Así que mejor, no te cruces en mi camino.

Ostia. O eureka. O recorcholis. El mismo tio que canta eso del "On my mind" y que ya me hizo saltar (como una perra) hace un par de años, vuelve a llevarme a su terreno.
Todos podemos nacer, trabajar y yo que sé, morir.
"Do it". Llevo año y medio queriendo hacerlo. ¡Quiero hacerlo! Lo haré.
Sólo me falta saber el qué. Cuando lo sepa. Me pondré esa canción, me pondré guapo y lo haré. Y entonces, Felicidad, estarás cogida por los huevos.

Un tipo que me llama Cabrón sin motivo.
Una mezcla líquida de un montón de cosas que se va desparramando por mi mano derecha sin que ella ni mi mano (ni yo) vayamos a ninguna parte.
Afuera parece que todo esté yendo de puta madre mientras yo me siento anclado por el cuello. Y sólo puedo moverme por los lugares "permitidos" que ya conozco. Y de nuevo la losa que de vez en cuando cae encima de mis pies robándome la visión de ese "poco hay que ver". Pero jode igualmente.
Y no me gustan las camisas de once baras. Ni hacer cosas incorrectas que de veras no deseo hacer. Será que echo de menos tener algo que realmente deseo tener. E ir a buscarlo. O, el menos, saber que no es una utopía pensar en ello.
Dejaré de quejarme porque no me gustan los quejicas. Y ya... lo que me faltaba.