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miércoles, enero 19, 2005

He aquí un "folio" en blanco enterito para mí. Para escribir lo que desee. Para cambiar el mundo.
Puede que tú que me estás leyendo leas algo aqui que yo pueda escribir y, entonces, ¿Por qué no? Puede que pienses en que aquello no fue del todo correcto. Y no lo fue y ahora lo sabes. Y eso puede provocar que tú, que me estás leyendo, cambies el curso de los acontecimientos. Y provoques un regreso, unas disculpas, una sorpresa... puedes dar alegría e inspiración a quién reciba tu venida. Y como ando sonando mu... rollo iglesia y demás, me detengo.
Lo que vengo a decir es que hoy, "completamente" destrozado físicamente, creo realmente en el aleteo de las mariposas. En su efecto y en terremotos benignos en el otro lado del planeta, en nuestras antípodas. A veces pienso: "cómo puede haber personas así". Entendiendo así por auténtica escoria. Y pienso que nunca nadie les hizo ver que la vida es mucho más que mirar por encima del hombro, que aglotinar pasta, que pegar una ostia sin venir muy a cuento. O puede que entendieron a su modo las reglas de la puñetera de la vida. Y puede que se mueran y dejen de existir y sus cuerpos anden por ahi arriba, en la cima de todas las cosas. Y está claro que quien muere en la calle no es malo, no es nada malo. Porque los malvados no quieren dormir en la calle.
La vida es una historia contínua de peces chicos y peces menos chicos. Los chicos alimentan el estómago de los mayores. Y de vez en cuando alguno de ellos se rebela porque bueno, le gusta danzar por los mares o los ríos y quiere vivir más tiempo. Y se escapa de las fauces de sus enemigos y cambia el curso de los acontecimientos... aunque sólo sea hasta que el siguiente monstruo amenazador le coma de un bocado. Tal vez podría decirle "pero vamos a ver, déjame vivir un poquito más y cuando sea mayor nos ostiamos a cara de perro de pez". Pero los peces no hablan y cuando trasladamos el término pez al género humano... hay menos palabras todavía. Hay leyes que dictan que aqui no se cantea ni el fary y bueno... historias de peces grandes y chicos.
La pena es que haya pocos peces mayores (que antes fueron chicos) con ánimo de mejorar las cosas. Hay muchos oídos sordos, esporádicos y muy muy comodones. Oídos "comodones". Una gran expresión (gran autochupadilla de poyiya también).
Este rollo, tedioso e insufrible, es fruto de que no tenía gran cosa que decir. Hoy es un día más o menos y todo es lo suficientemente "hastioso" o imprevisible como para no descuidarse lo más mínimo. Porque hoy puede sonar el teléfono y escuchar lo que queríamos oír. Hay gente que se la juega y gente que no. Los cuerdos sobreviven pero dejaron atrás sus sueños. Son inteligentes pero conformistas... dichosas mariposas, ¿Si me disfrazo de mariposa y me curro unas alitas con cartones? Ya, lo mejor que me puede pasar es que me ostien, me detengan y para colmo digan "ay esta juventud". Creo que me la terminaré jugando... sí, fácil que sí.

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