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viernes, enero 14, 2005

La vida me ha enseñado en más de una ocasión (puede que incluso dos) que quien se larga de la vida de uno siempre termina llamando de nuevo al portero automático de casa con esa melodía de bips particular que sólo los elegidos conocen. Bip Bip Bip Biiip Bip Bip Bip... "tiene que ser alguien de casa". Si bueno, al menos lo fue mientras quiso. Pero un día dijo "ya no quiero, ya no te quiero" y realmente me da igual si es verdad o mentira. Rehice mi vida y Cabrón (mayúsculo Cabrón), ¿Por qué te atreves a venir aqui ahora? ¿Con qué derecho tienes el coraje de aparecer para volcarme la vida? Te picará la poyita.
Y la verdad es un rollo escribir por escribir porque no conduce a ninguna parte. Ayer me entretuve destripando un rollo de papel higiénico para comprobar su longitud (22 metros). Esto se nos va... se nos va de las manos. Y eso me recuerda por millonésima vez (y por unas cuantas más) algo que me dijiste en el pasado y puede que ni siquiera lo pensaras realmente. Yo cuando hago algo lo digo y al revés igual porque, joder, ¡Es una puta mierda perder el tiempo! Eso me recuerda que tengo ganas de cagar. Qué soez, ¿verdad? Me pondré a ello.

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