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martes, mayo 17, 2005

Esto no es un capítulo 11.

Un día vas por la calle mojándote por la lluvia y entonces dices: ¿Por qué coño tengo que ir mojándome pudiendo coger un paragüas? Regresas por tanto a casa a por él. Ya en la calle, con ese artefacto en la mano que juraste una y mil veces no coger nunca en la vida, andas mientras cientos de gotas rodean tu caminar. Te dices a ti mismo... voy por el buen camino, es más, "voy por un camino cojonudo". No te mojas y por tanto vences a las inclemencias que para los días venideros te reservaban unos cuantos estornudos indeseados. Sigues caminando y, de pronto, tu pie izquierdo lanza el siguiente paso posando su planta en una de esas baldosas mal colocadas, rotas o un tanto cojas que suelen guardar el agua de la lluvia en su cobijo. Es el turno del pie derecho que embiste con inercia lozana y el descuido del camino aprendido, el medio metro que aproximadamente avanza en cada uno de sus turnos. De regalo se lleva el agua del cielo que se cobijaba en la baldosa coja, rota y un tanto malnacida. ¿Moraleja? La zapatilla empapada. El calcetín empapado. Y tu mala virgen (mi mala virgen) por todas partes. Y es entonces cuando la vida te vuelve a parecer puta y piensas un poco en todo.
Los poemas son bonitos y los poetas molan un huevo pero son sólo artificios. Es sólo poesía. Un diseñador puede crear una obra de la madre que lo parió... siendo la madre excepcional y su hijo mucho más que eso. Pero no deja de ser Arte... un mero entretenimiento y deleite para los sentidos. O puedes ser un célebre escultor, o pintor o escritor, o el mejor fontanero del barrio. O un gobernante al que todo el mundo vota, un cantante que se mete de todo y que un día crea un himno que todo el mundo corea.
Porque puedes ganarte 700 euros cargando cajas o 1000 limpiando kakas de caballos. Porque puedes convencer a mucha gente para que se cambie de compañía telefónica y tu jefe te felicitará por ello. Porque te pueden dar cientos de teléfonos mientras sirves copas y bueno... ninguna de estas cosas viene a significar gran cosa. Mucha gente vive tus sueños y por tanto parte de tu vida. Porque la vida que vives no es la que desearías para ti... porque todos tus planes se quedaron por el camino. Y quizás un día te digan sí y eso sería genial pero no tiene nada de genial. Porque en algún lugar una niña con su mochililla este siendo invadida por millones de demonios y tu no podrás hacer nada para que ella sonría al verse vencedora. No me apetece viajar, ni partir, ni siquiera repartir. Ni crear, ni proyectar... y los días pasan y...
Y.
Nadie tan frágil podrá cambiar el mundo. Sobretodo porque no controla su propia vida. Ni lo que quiere, ni lo que tiene... ni siquiera lo que ya no late en su pecho. El cielo tenía nubes blancas y un rojo particular que recordaba a aquellos días que seguramente no llegué a vivir. Va deprisa y no querría seguir creciendo. Funambular y cortejar a la mentira no entraba en mis planes y voy dándome cuenta de que es eso o es eso. Y no quiero porque no me gusta el reino de los mayores.
Miremos el lado bueno... hoy al menos reciclé papel.

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